lunes, 4 de mayo de 2015

Otros cuentos del libro de Patronio.



Patronio: no entiendo como la gente puede hacer tanto daño a una persona y que sea tan feliz. Tengo un amigo que trató muy mal a una chica a pesar de que fue la única que le ayudaba en todo y ella solo recibía malos tratos.  Esa chica ahora me ha pedido consejo y no se que decirle, le necesito por favor.

Señor conde Lucanor- respondió Patronio- para que puedas aconsejarle te contaré una anécdota que le pasó a mi abuela hace un tiempo.  Mi abuela vivía en un pueblo de la ciudad de Granada y llegó sola sin nadie que estuviera a su lado sin trabajo y sin comida. El primer día que  pasó allí durmió en la calle arropándose con algunos cartones que había por la zona. A la mañana siguiente un hombre pasó por su lado y le ofreció que fuera a su casa a pasar algunos pares de días, ella aceptó, pero el hombre no solo quería eso, le ofreció trabajar en el campo al sol durante 8 horas al día. No le quedó mas remedio que aceptar. Y asi fue todas las mañanas mi abuela iba a trabajar al campo y esforzándose mucho. EL dinero que le pagaban era para el hombre que le recogió de la calle.
El hombre le dijo que ese dinero era para pagar los impuestos de la casa y para poder comprar comida para ellos dos. Y eso no fue así, al cabo de las semanas se dio cuenta que el dinero lo tenía ahorrado y a mi abuela no le daba de comer, siempre decía que no tenia suficiente dinero. Como el hombre no pagaba el impuesto por la casa, le desahuciaron de la vivienda y mi abuela conoció a un hombre que verdaderamente le daba de comer y le trataba bien.

"Vos señor conde Lucanor, aconsejad a vuestro amigo que no le haga daño a una persona, que luego todo  lo que haces al final te acaba volviendo a ti. Que todo el mundo paga el daño que le hace a una persona sin que ésta se lo merezca. Como bien dice el refrán No hay plazo que no llegue ni deuda que se pague "

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